Un mal burgués y mediterráneo

Jordi Corominas

La poca sutileza del siglo XXI, obsesionado con el formato thriller y embriagado por sobredosis de novela negra, ha hecho olvidar cómo en la pasada centuria existieron obras que captaron el Mal en toda su complejidad sin casi jamás tener la necesidad de matar. La visión intelectual de las propuestas y su misma estructura hacían innecesario el asesinato.

El motivo es que la tensión en todas estas novelas y filmes suele ahorrarse el acto de infringir muerte porque en ellas la violencia se plasma desde un poso especial, capaz de unir la historia con minúscula con la incidencia de los grandes acontecimientos en la misma, la Historia.

Es por ello que para caminar por esta concepción del Mal, en esencia burgués y mediterráneo, os proponemos un recorrido que abordará diversos autores y autoras para entender cómo trazaron una fina línea para hablar de las problemáticas de su época al ser muy conscientes de cómo la Violencia, palabra banalizada en la contemporaneidad hasta el paroxismo, impregnaba todo el panorama, activándose una necesidad narrativa y filosófica para explicarla.

Alberto Moravia como precursor del Existencialismo con Gli Indifferenti abrirá una veda a la que se unirán, en primera instancia, Albert Camus y Franz Kafka, a los que seguirán Michelangelo Antonioni en binomio con Cesare Pavese, Patricia Highsmith con su inevitable Tom Ripley, el muy desconocido Roger Nimier junto a otros franceses y el cierre estelar con dos primeras espadas que son la evolución de todos los maestros mencionados: Leonardo Sciascia y Manuel Vázquez Montalbán.